“Madre histérica, padre divertido”: estrés materno y la paternidad irresponsable
Existe una narrativa perjudicial que perpetúa estereotipos y estigmas: la imagen de la “madre histérica” y el “padre divertido”
Esta visión estereotipada no solo distorsiona la percepción de la dinámica familiar, sino que también contribuye a la creación de entornos violentos y a la perpetuación de ideas erróneas sobre el comportamiento femenino.
Madre histérica
Las madres a menudo llevan una carga desproporcionada de responsabilidades domésticas y de cuidado de los hijos.
Esta situación puede generar niveles significativos de estrés, afectando su salud mental y emocional.
Este estrés rara vez se ve reflejado en el reconocimiento o apoyo adecuado; en cambio, se simplifica y etiqueta como “histeria”.
El término “madre histérica” trivializa el agotamiento y las preocupaciones legítimas de las mujeres, ignorando las raíces profundas de su estrés.
La falta de una red de apoyo, la presión social para cumplir con roles tradicionales y la carga mental de gestionar el hogar contribuyen a un estado constante de alerta y preocupación.
La paternidad irresponsable
Por otro lado, la figura del “padre divertido” es celebrada en la cultura popular, reforzando que los hombres pueden permitirse el lujo de ser despreocupados y menos involucrados en las tareas diarias del hogar y la crianza.
Esta dualidad no sólo es injusta, fomenta la irresponsabilidad paterna.
Cuando los padres no asumen un rol activo y equitativo en la crianza de los hijos, se produce un desequilibrio que recae sobre las madres.
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Este desbalance perpetúa la noción de que las preocupaciones y el estrés de las mujeres son exagerados, mientras que los hombres son vistos como relajados y lúdicos.
La dinámica es injusta para las madres, privando a los hijos de modelos equilibrados y saludables de parentalidad.
Entornos violentos y la perpetuación de estereotipos
La combinación de estrés materno y paternidad irresponsable puede crear entornos familiares tensos y, en algunos casos, violentos.
La frustración acumulada por la falta de apoyo y reconocimiento puede llevar a conflictos que afectan a toda la familia.
En estos contextos, las mujeres son a menudo culpabilizadas y etiquetadas como “histéricas”, perpetuando un ciclo de violencia y estigmatización.
Es fundamental reconocer que la “histeria” no es una condición inherente a las mujeres, sino una respuesta a circunstancias injustas y desequilibradas.
La solución radica en fomentar una paternidad equitativa, donde tanto madres como padres compartan responsabilidades y se apoyen mutuamente.
Romper el ciclo
Para romper este ciclo, es necesario un cambio cultural y estructural que promueva la igualdad de género en el hogar y en la crianza.
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Algunas acciones concretas incluyen:
- Educación y sensibilización: promover la conciencia sobre la carga mental y emocional de las madres y la importancia de la participación activa de los padres en la crianza.
- Políticas de apoyo familiar: implementar políticas que faciliten la conciliación laboral y familiar, como permisos parentales equitativos y flexibilidad laboral.
- Redes de apoyo comunitario: fomentar la creación de redes de apoyo para padres y madres, ofreciendo espacios de intercambio y apoyo emocional.
- Desestigmatización de la salud mental: brindar acceso a recursos de salud mental y eliminar el estigma asociado al estrés y la ansiedad materna.
Es esencial cambiar la narrativa y reconocer que el estrés materno no es “histeria”, sino una señal de la necesidad urgente de apoyo y equidad.
Transformando estos patrones, podemos construir entornos familiares más saludables y justos, donde tanto madres como padres sean vistos y valorados como cuidadores capaces y responsables.