Bordar y resistir: el papel del bordado en el feminismo en México
En México, el bordado ha transcendido sus raíces tradicionales para convertirse en una poderosa herramienta de resistencia y expresión dentro del feminismo.
El acto de bordar, que históricamente se asoció con el ámbito doméstico y el arte decorativo, ha sido reivindicado por feministas como un medio para articular denuncias sociales, expresar identidad y construir comunidad.
El bordado ha sido reimaginado en el contexto feminista como un espacio para la protesta y la visibilidad.
Las mujeres que se han unido a este movimiento utilizan el bordado para visibilizar temas cruciales como la violencia de género, la desigualdad y la injusticia social.
Ejemplos notables incluyen los parches y mantas que ilustran mensajes políticos, demandas de justicia para víctimas de feminicidio y símbolos de apoyo a los derechos reproductivos.
SIGUE LEYENDO: El lugar de la mujer
Estas piezas, con valor estético, sirven como declaraciones políticas que invitan a la reflexión y el diálogo.
Redefinir el bordado
El bordado, en su forma tradicional, ha sido una expresión artística en las culturas indígenas y mestizas de México.
Cada región del país tiene sus propios estilos y técnicas, que han sido transmitidos de generación en generación.
Sin embargo, la visión del bordado ha evolucionado a medida que las feministas lo han adoptado para fines contemporáneos.
El bordado ahora se ve como un medio para recordar, resistir y redefinir el papel de las mujeres en la sociedad.
Las prácticas de bordado han fomentado la creación de redes de apoyo y solidaridad entre mujeres.
TE PUEDE INTERESAR: Mujeres indígenas: guardianas del patrimonio de México
Talleres y grupos de bordado feministas han surgido en diversas partes del país, proporcionando un espacio seguro para compartir experiencias, desarrollar habilidades y apoyar causas comunes.
Estos espacios permiten a las mujeres construir una comunidad a través del arte, creando lazos que fortalecen su activismo y su sentido de pertenencia.
Mantas
Un proyecto emblemático en esta intersección entre bordado y feminismo es el “Manto de la Memoria”, una iniciativa que invita a mujeres de todo México a bordar nombres y mensajes en un manto colectivo en memoria de las víctimas de feminicidio.
Este rinde homenaje a las víctimas, actúa como un llamado a la acción y un recordatorio visible de la lucha por la justicia.
Otro ejemplo es la “Manta Feminista”, que ha recorrido diversas ciudades para crear conciencia sobre temas como la violencia de género y la igualdad de derechos.
Estas mantas, llenas de bordados coloridos y mensajes poderosos, han sido utilizadas en manifestaciones y eventos para amplificar las voces de quienes demandan un cambio social.
Resistencia
El bordado feminista en México representa una forma única de resistencia y reivindicación cultural.
NO DEJES PASAR: La impunidad que enfrentan las mujeres en la búsqueda de justicia
Al entrelazar hilos y palabras, las mujeres están tejiendo una red de resistencia que desafía las normas sociales y promueve la igualdad.
Este arte se ha convertido en una forma de empoderamiento, un medio para sanar y una herramienta para el cambio.
El bordado feminista emerge como una prueba de cómo las prácticas ancestrales pueden adaptarse para enfrentar los desafíos contemporáneos.
Es una afirmación de identidad, un acto de resistencia y una promesa de cambio en la lucha por un futuro más justo.
Por Keila Itzel Rodríguez Peña