Plaga
Texto: María Elena Ortega
Una tarde trajo consigo toda la basura acumulada bajo la lengua y la fue dejando escurrir sobre la taza de café. Desde que entró, el peso de sus pasos hizo temblar la mesa y las violetas se cerraron. Me contó de las deudas que había contraído, de las amigas que ya no soportaba, de la ropa de moda, lo nuevo en cirugías estéticas, de la infidelidad de su marido, del hijo al que despedían de cada trabajo. El colmo fue cuando enumeró cada una de sus dolencias con diagnóstico médico y toda la posología. El helecho empezó a languidecer y la orquídea soltó algunos pétalos. Mis oídos poco a poco ensordecieron ante sus labios que no paraban de moverse. Afortunadamente, la visita fue breve. Cuando salió, iba molesta, notó el fastidio que me provoca la ortiga de su charla. Al cerrar la puerta, la delicia del ruido silencioso de las plantas acunó mi preciada soledad.