Caso en Texas expone las consecuencias de las restricciones al aborto en Estados Unidos
En septiembre de 2021, Josseli Barnica, una mujer hondureña de 28 años, murió de una infección tras un aborto espontáneo en un hospital de Houston.
En una situación normal, los médicos habrían intervenido para vaciar su útero o acelerar el parto y evitar una sepsis, pero las estrictas leyes antiaborto en Texas limitaron sus opciones.
Durante 40 horas, mientras el feto agonizaba, Barnica enfrentó una espera angustiante sin recibir la atención necesaria, según reportó ProPublica. Los médicos, temerosos de violar la ley que prohíbe interrumpir un embarazo si aún se detecta latido fetal, no pudieron actuar.
El caso de Barnica es uno de los varios en Texas donde las leyes antiaborto han llevado a retrasos en la atención médica para abortos espontáneos.
Aunque en teoría las leyes prevén excepciones para emergencias, en la práctica, médicos y hospitales temen consecuencias legales y financieras.
Esto ha provocado que incluso situaciones como la de Barnica, con riesgo de infección letal, reciban atención tardía o limitada.
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La situación de Barnica recuerda al caso de Savita Halappavanar en Irlanda, cuyo fallecimiento en 2012 durante un aborto espontáneo llevó a ese país a modificar sus leyes.
Sin embargo, en Estados Unidos, los líderes de estados como Texas no han mostrado disposición para revisar las restricciones, a pesar de los reportes de muertes evitables.
En su investigación, ProPublica señaló que HCA Houston Healthcare Northwest, el hospital donde Barnica fue atendida, declinó comentarios sobre el caso, limitándose a afirmar que cumplen con las leyes estatales.
Mientras tanto, líderes como el fiscal general de Texas, Ken Paxton, han defendido la legislación estatal, argumentando que garantiza la vida del feto y celebrando victorias legales que permiten ignorar las directrices federales para atender emergencias en pacientes embarazadas.
Casos como el de Josseli Barnica ilustran los riesgos para la salud materna bajo las restricciones al aborto en varios estados de EE.UU., encendiendo un debate en la comunidad médica y entre legisladores sobre la necesidad de revisar y clarificar las excepciones para garantizar la vida de las pacientes.