Sesgo médico de género

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El sesgo médico de género es una forma de discriminación sistemática que ocurre dentro del ámbito de la salud, en la cual las diferencias de género influyen en el diagnóstico, tratamiento y acceso a servicios médicos.

Este sesgo puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero las mujeres suelen ser las más perjudicadas debido a prejuicios históricos y culturales profundamente arraigados.

Manifestaciones del sesgo médico de género

  • Subestimación del dolor femenino: estudios han demostrado que las mujeres tienen más probabilidades de que sus quejas de dolor sean minimizadas o atribuidas a causas psicológicas. En comparación, los hombres suelen recibir tratamiento más agresivo para el mismo tipo de dolencias.
  • Falta de investigación específica: históricamente, las mujeres han sido subrepresentadas en ensayos clínicos, lo que significa que los medicamentos y tratamientos están diseñados principalmente con base en cuerpos masculinos, ignorando las diferencias biológicas y hormonales.
  • Estereotipos de género: se tiende a atribuir síntomas de enfermedades graves a cuestiones emocionales o relacionadas con el estrés en mujeres, retrasando diagnósticos importantes como enfermedades cardíacas, que a menudo se presentan de manera diferente en mujeres.
  • Salud reproductiva limitada: en temas como anticoncepción, menstruación o menopausia, muchas mujeres enfrentan barreras para ser escuchadas y recibir opciones de tratamiento adecuadas a sus necesidades individuales.

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Consecuencias del sesgo

  • Retrasos en el diagnóstico: Enfermedades como la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico o los infartos en mujeres suelen diagnosticarse tarde o no tratarse adecuadamente.
  • Aumento de complicaciones: La falta de un tratamiento oportuno puede empeorar las condiciones médicas y, en algunos casos, ser fatal.
  • Desconfianza en el sistema de salud: Muchas personas, especialmente mujeres, pierden confianza en los servicios médicos, lo que lleva a evitar consultas y retrasar el cuidado necesario.

¿Cómo combatir el sesgo?

  • Formación médica inclusiva: Incluir perspectivas de género en la educación médica puede ayudar a los profesionales a reconocer y corregir sus prejuicios.
  • Investigación diversa: Asegurar que los ensayos clínicos incluyan tanto a hombres como a mujeres en proporciones representativas y considerando sus diferencias biológicas.
  • Empoderamiento del paciente: Animar a las mujeres a expresar sus preocupaciones médicas y buscar segundas opiniones cuando sea necesario.
  • Políticas de equidad: Implementar protocolos en hospitales y centros de salud que prioricen la igualdad en la atención médica.

Combatir el sesgo médico de género no solo es una cuestión de justicia, sino también una necesidad para mejorar los resultados de salud de toda la población.

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