La ropa no tiene la culpa: la culpa es del violador

Ellas Dicen

En el debate sobre la violencia de género, uno de los argumentos más persistentes y dañinos es culpar a las víctimas por la ropa que llevan puesta al momento de una agresión.

Este planteamiento, además de incorrecto, refuerza la revictimización y desvía la atención del verdadero problema: el agresor.

Estudios sobre violencia sexual y género han demostrado repetidamente que la vestimenta de una persona no influye en el riesgo de ser agredida.

Las agresiones sexuales son actos de poder y control, no de deseo, y responsabilizar a la víctima por su apariencia perpetúa estereotipos dañinos que dificultan el acceso a la justicia.

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Campañas internacionales como “No significa no” o “Mi ropa no significa sí” han buscado romper con estos mitos.

Iniciativas como exhibiciones de ropa usada por víctimas en el momento de la agresión han visibilizado la diversidad de atuendos, desde pijamas hasta uniformes escolares, dejando claro que la ropa no es un factor determinante.

Debemos recordar que la responsabilidad de una agresión recae únicamente en el agresor.

La educación en igualdad de género y el respeto hacia los demás son herramientas clave para combatir la violencia sexual y erradicar estos mitos que solo perpetúan la injusticia.

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