Mutilación genital femenina: una práctica que debe erradicarse
Cada año, millones de niñas en distintas partes del mundo son sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), una práctica que atenta contra los derechos humanos y deja secuelas físicas y psicológicas de por vida.
A pesar de los avances en la lucha contra esta forma de violencia de género, aún persiste en comunidades de África, Medio Oriente y Asia, donde se mantiene por razones culturales, religiosas y sociales.
¿Dónde se practica la MGF?
Según datos de la ONU, la mutilación genital femenina se concentra en al menos 30 países, principalmente en África y Medio Oriente.
Entre las naciones con mayor prevalencia se encuentran:
- Somalia: Alrededor del 98 % de las mujeres han sido sometidas a esta práctica.
- Guinea: Afecta a más del 95 % de las niñas y mujeres.
- Egipto: A pesar de su prohibición, la MGF sigue siendo común, con un 87 % de casos en mujeres de entre 15 y 49 años.
- Sudán, Mali y Sierra Leona: También presentan cifras alarmantes.
Además, la mutilación genital femenina se ha documentado en comunidades de Asia, como en Indonesia y Malasia, y en algunas poblaciones de América Latina, así como entre migrantes en Europa y América del Norte.
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¿Por qué sigue ocurriendo?
Las razones detrás de esta práctica varían según la región y la comunidad, pero en general, se mantiene por:
- Normas culturales y religiosas: se cree erróneamente que la MGF es una tradición obligatoria dentro de ciertas religiones, aunque ningún texto sagrado la respalda.
- Control sobre la sexualidad femenina: en muchas comunidades, se practica para “preservar la pureza” de las niñas y evitar la promiscuidad.
- Presión social: en sociedades donde la MGF es común, las familias temen que sus hijas sean marginadas si no se someten a la mutilación.
- Falta de educación y acceso a información: muchas comunidades desconocen los efectos devastadores de esta práctica.
Consecuencias y el llamado a la erradicación
La mutilación genital femenina no tiene beneficios médicos y causa daños irreversibles en la salud de las mujeres. Entre sus principales consecuencias están:
- Dolor crónico y hemorragias
- Infecciones graves, incluidas septicemia y VIH
- Complicaciones en el parto y mayor riesgo de muerte materna e infantil
- Traumas psicológicos y estrés postraumático
La ONU ha declarado la MGF como una violación de los derechos humanos y ha establecido el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, para concienciar y movilizar esfuerzos para su erradicación.
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Si bien algunos países han prohibido la práctica y han implementado sanciones, el verdadero cambio radica en la educación, la sensibilización y el empoderamiento de las niñas y mujeres para que no sean forzadas a someterse a esta forma de violencia.
Erradicar la mutilación genital femenina es un reto global que requiere la cooperación de gobiernos, comunidades y organismos internacionales.
Mientras persista esta práctica, millones de niñas seguirán viendo vulnerados sus derechos más fundamentales.
Por Keila Itzel Rodríguez Peña.