Las principales barreras que impiden la igualdad salarial para las mujeres
La brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad en muchos países.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres a nivel global, incluso cuando desempeñan el mismo trabajo y tienen niveles similares de educación y experiencia.
Las principales barreras que impiden la igualdad salarial incluyen:
- Segregación ocupacional
Muchas mujeres se concentran en sectores tradicionalmente menos remunerados, como la educación, el cuidado y los servicios, mientras que los hombres dominan áreas mejor pagadas como la tecnología, la ingeniería y las finanzas. - Falta de transparencia salarial
En muchas empresas, los sueldos no son públicos ni regulados, lo que dificulta que las mujeres identifiquen y denuncien desigualdades salariales. - Brecha en ascensos y liderazgo
Las mujeres tienen menos acceso a puestos directivos y de toma de decisiones, lo que limita sus oportunidades de acceder a mejores salarios y beneficios.
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- Carga desproporcionada del trabajo doméstico y de cuidados
Las mujeres siguen dedicando más tiempo a tareas del hogar y cuidado de hijos o familiares, lo que afecta su disponibilidad para acceder a empleos de tiempo completo o mejor remunerados. - Discriminación y sesgos de género
Persisten prejuicios que asocian a las mujeres con menor compromiso laboral o menor capacidad de liderazgo, lo que influye en las decisiones de contratación, promoción y asignación salarial. - Falta de políticas de conciliación laboral y familiar
La ausencia de esquemas flexibles de trabajo, licencias de maternidad y paternidad equitativas, así como la penalización por pausas en la carrera profesional, afectan desproporcionadamente a las mujeres.
Diversos organismos internacionales han impulsado estrategias para reducir la brecha salarial, como la implementación de leyes de igualdad de remuneración, auditorías salariales obligatorias y el fomento de la transparencia en los sueldos.
Sin embargo, los avances dependen de la voluntad política y empresarial para erradicar las desigualdades de género en el ámbito laboral.