Cuando le prohibieron a las mujeres jugar fútbol
El fútbol femenino ha enfrentado décadas de prohibiciones y discriminación, a pesar de haber sido un deporte practicado con entusiasmo por mujeres en diversas partes del mundo.
Desde la prohibición en Inglaterra en 1921 hasta la restricción en Brasil en 1941, la historia del fútbol femenino es una lucha constante contra barreras impuestas por prejuicios y estructuras patriarcales.
El auge del fútbol femenino en Inglaterra
Durante la Primera Guerra Mundial (1914–1918), con la mayoría de los hombres en el frente de batalla, muchas mujeres ocuparon puestos en fábricas y otros sectores laborales.
Esto contribuyó a que los partidos de fútbol entre equipos femeninos comenzaron a ganar popularidad.
Uno de los equipos más destacados fue el Dick, Kerr Ladies FC, fundado en 1917 en una fábrica de municiones en Preston.

Sus encuentros llegaron a convocar hasta 50,000 espectadores, lo que evidenció un creciente interés del público.
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Sin embargo, este éxito no fue bien recibido por las autoridades futbolísticas.
La prohibición de 1921 en Inglaterra
El 5 de diciembre de 1921, la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) prohibió a las mujeres jugar en estadios afiliados, argumentando que el fútbol era “inapropiado” para su fisiología y que podía afectar su salud.
También afirmaron que la recaudación de fondos en estos partidos tenía “fines dudosos”, aunque no se encontraron pruebas de ello.
La decisión marginó el fútbol femenino en Inglaterra durante casi 50 años.
Aunque algunos equipos continuaron jugando en campos alternativos, la falta de apoyo institucional y de infraestructura limitó su desarrollo.
Expansión de la prohibición a otros países
La influencia de la FA llevó a que otros países adoptaran restricciones similares.
En Brasil, en 1941, el gobierno de Getúlio Vargas decretó una ley que prohibía a las mujeres practicar deportes considerados “incompatibles con su naturaleza”, entre ellos el fútbol. Esta prohibición se mantuvo hasta 1979.

En países como Alemania, Francia y España, también se desalentó la práctica del fútbol femenino, y en muchos casos se impusieron restricciones formales o informales que relegaron a las jugadoras a la clandestinidad.
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El levantamiento de las prohibiciones y la lucha por la equidad
La prohibición en Inglaterra fue revocada en 1971, cuando la FA finalmente permitió nuevamente a las mujeres jugar en sus estadios.
En Brasil, la restricción fue eliminada en 1979, pero el fútbol femenino siguió siendo tratado con desdén por las autoridades deportivas.
Con el tiempo, la presión de jugadoras, activistas y el crecimiento del interés público llevaron a la profesionalización de varias ligas femeninas.
En la actualidad, torneos como la Copa Mundial Femenina de la FIFA, creada en 1991, han contribuido a la consolidación del fútbol femenino a nivel global.
Consecuencias y desafíos actuales
A pesar de los avances, el fútbol femenino sigue enfrentando desigualdades en salarios, inversión y visibilidad mediática en comparación con el masculino.
La falta de estructuras de formación y el escaso apoyo financiero en muchos países han sido obstáculos persistentes.
No obstante, la creciente popularidad de las ligas femeninas y el éxito de jugadoras como Megan Rapinoe, Marta Vieira da Silva, Alexia Putellas, Jennifer Hermoso y Charlyn Corral han ayudado a derribar estereotipos y a consolidar el fútbol femenino como un espectáculo de alto nivel competitivo.

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La prohibición del fútbol femenino limitó el desarrollo deportivo de generaciones de mujeres, reflejó los prejuicios de una sociedad que las excluía de los espacios públicos y de la competencia profesional.
Hoy, la lucha por la equidad sigue vigente, y aunque el fútbol femenino ha recorrido un largo camino, aún queda mucho por hacer para alcanzar la plena igualdad en este deporte.