Pasó el 8M, ¿y ahora qué?
Las calles ya no están llenas de marchas. Los carteles, los cantos y los reclamos parecen haber quedado en el eco del 8 de marzo. Pero la realidad sigue intacta: la violencia de género no desaparece al día siguiente.
Cada año, el Día Internacional de la Mujer visibiliza la lucha por los derechos de las mujeres y la urgencia de erradicar la violencia machista.
Sin embargo, el problema no es de un sólo día, ni de un sólo mes: es una crisis permanente que necesita atención constante.
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¿Qué sigue después del 8M?
- Exigir justicia: miles de casos de feminicidio, abuso y violencia siguen sin resolverse. No basta con indignarse un día; es necesario presionar a las autoridades para que actúen.
- Seguir denunciando: la violencia cotidiana –acoso, desigualdad salarial, abuso doméstico– debe ser señalada y erradicada con acciones concretas.
- No callar a las víctimas: es necesario seguir amplificando las voces de quienes sufren violencia y garantizar espacios seguros para que sean escuchadas sin miedo.
- Educarnos y educar: la erradicación de la violencia empieza en casa, en las escuelas y en la sociedad. Desaprender el machismo y fomentar la igualdad desde la infancia es una tarea urgente.
- Acompañarnos entre mujeres: la sororidad no debe ser sólo un lema del 8M. Denunciar juntas, apoyarse en casos de violencia y fortalecer redes de apoyo pueden salvar vidas.
El 8 de marzo es un grito de alerta, pero la lucha es de todos los días. No basta con conmemorar la fecha; es momento de exigir cambios reales.
Hasta que la violencia de género sea cosa del pasado, la lucha sigue.