No, ellas no se desquitan con la pared, es iconoclasia

Ellas Dicen

La iconoclasia, que históricamente se ha asociado con la destrucción de imágenes religiosas o políticas, ha adquirido un nuevo significado con la lucha feminista.

En lugar de un acto de violencia sin sentido, lo que algunas mujeres y colectivos feministas hacen al derribar estatuas, dañar símbolos del poder patriarcal o de un estado fallido, es un acto simbólico cargado de protesta y resistencia.

La iconoclasia feminista no se limita a la destrucción de imágenes en espacios públicos.

Se ha convertido en una forma de visibilizar el dolor, la rabia y la impotencia acumulada por años de violencia sistemática.

En este sentido, es un desafío directo contra las estructuras de poder que perpetúan la violencia de género, el acoso, la discriminación y la impunidad hacia violadores, abusadores y deudores alimentarios.

Al destruir estatuas de figuras históricas relacionadas con el patriarcado o la opresión, no se busca sólo el daño físico, sino la construcción de un discurso visual que cuestiona el lugar que estas figuras ocupan en el imaginario colectivo.

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Es un acto de visibilización de las luchas no reconocidas, y de la exigencia de justicia para las mujeres.

Un claro ejemplo de esta práctica fue el derribo de la estatua de Cristóbal Colón en varias ciudades de América Latina, como un símbolo del rechazo a la colonización y la opresión de los pueblos originarios y las mujeres.

El mismo espíritu se ha aplicado en el contexto de la lucha feminista, donde se han destruido figuras de personajes como José Vasconcelos y otros íconos de la historia mexicana que representan la violencia estructural contra las mujeres.

El acto de destruir no es un acto de furia, sino una expresión de la frustración ante la falta de respuestas adecuadas del sistema judicial y social a las violencias que las mujeres sufren a diario.

La iconoclasia se convierte, así, en una herramienta de lucha política que permite a las mujeres hacer visibles sus demandas en un espacio donde sus voces históricamente han sido minimizadas o ignoradas.

La iconoclasia feminista es una respuesta a la impunidad, un llamado a la justicia y una forma de subvertir el orden patriarcal que sigue predominando en muchas partes del mundo.

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Se debe entender que no son “ellas las que se desquitan con la pared”, sino que están derribando estructuras de poder que históricamente han sido cómplices de la opresión y el sufrimiento de miles de mujeres. La iconoclasia es una forma de visibilizar una lucha que no tiene intenciones de desaparecer, sino de transformar.

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