El poder de las palabras: la importancia de hablarles con amor a niñas y niños

Familia y Bienestar

Las palabras tienen un peso que muchas veces se subestima, para niñas y niños, cada comentario, frase y tono de voz que reciben de los adultos puede moldear su autoestima, su confianza y la manera en que se relacionan con el mundo.

Lo que escuchan en sus primeros años de vida deja una huella profunda, ya sea para impulsarlos a crecer con seguridad o para sembrar miedos y dudas difíciles de erradicar.

Las palabras construyen o destruyen

El cerebro infantil es altamente receptivo a los estímulos externos, incluyendo el lenguaje.

Frases como “eres increíble”, “confío en ti” o “sé que puedes lograrlo” pueden fortalecer su seguridad y motivarlos a enfrentar desafíos.

En contraste, expresiones como “no sirves para nada”, “siempre te equivocas” o “qué torpe eres” pueden generar inseguridad, ansiedad e incluso afectar su desarrollo emocional.

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Según estudios en psicología infantil, las críticas constantes y los comentarios negativos pueden provocar que una niña o niño interiorice esas palabras como verdades absolutas.

A largo plazo, esto puede afectar su autoestima, su rendimiento académico y su capacidad de socializar.

El impacto invisible de la comunicación negativa

Los efectos de un lenguaje negativo pueden no ser evidentes de inmediato, pero se acumulan con el tiempo.

Un niño que crece escuchando que es “incapaz” podría evitar intentar cosas nuevas por miedo al fracaso.

Una niña que recibe constantes comentarios sobre sus errores podría desarrollar una excesiva autocrítica o temor a expresarse.

Además, el tono de voz con el que se les habla es igual de importante. No basta con evitar insultos o descalificaciones; el sarcasmo, la impaciencia y los gritos también pueden causar daño emocional.

Cómo hablarles de manera positiva

Crear un entorno de comunicación positiva no significa evitar corregirlos o permitir todo lo que hagan, sino elegir palabras que eduquen sin lastimar.

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Algunas estrategias efectivas incluyen:

  • Reemplazar críticas por guía: un lugar de decir “todo lo haces mal”, se puede decir “sé que puedes mejorar, intenta de nuevo”.
  • Reconocer sus esfuerzos: frases como “hiciste un gran trabajo” o “veo que lo intentaste con mucho empeño” refuerzan su confianza.
  • Validar sus emociones: decirles “entiendo que estés triste” o “es normal sentirse así” les ayuda a gestionar sus sentimientos de manera saludable.
  • Evitar etiquetas negativas: llamarlos “flojo” o “desordenado” puede hacer que adopten esa identidad. En su lugar, se puede decir “puedes organizarte mejor, te ayudaré a intentarlo”.

El poder de la voz adulta en su mundo

Los niños y niñas aprenden de lo que ven y escuchan. Si crecen en un ambiente donde se les habla con respeto, cariño y confianza, es más probable que desarrollen habilidades emocionales sólidas y relaciones sanas con los demás.

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Las palabras son herramientas poderosas: pueden ser una carga o un impulso.

Elegir comunicarnos con amor y empatía con la infancia no sólo los protege, sino que también los prepara para un futuro en el que ellos mismos puedan replicar ese lenguaje positivo en su vida.

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