Doble estándar: sexismo que perdura
El doble estándar de género se refiere a la aplicación de diferentes criterios para evaluar el mismo comportamiento en hombres y mujeres.
Este fenómeno es una manifestación del sexismo, ya que establece expectativas y juicios desiguales basados en el género, perpetuando la discriminación y la desigualdad.
Las consecuencias de este doble estándar son especialmente perjudiciales para las mujeres en áreas como la sexualidad y el ámbito laboral.
Impacto en la sexualidad
En el ámbito sexual, el doble estándar tradicionalmente ha permitido una mayor libertad sexual para los hombres, mientras que las mujeres son juzgadas más severamente por comportamientos similares.
Esta disparidad puede llevar a que las mujeres experimenten menores niveles de satisfacción sexual y bienestar.
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Según un estudio publicado en la Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, la adhesión al doble estándar sexual se asocia con disfunciones sexuales y conductas de riesgo, afectando negativamente la salud sexual de las mujeres.
Consecuencias en el ámbito laboral
En el entorno laboral, el doble estándar se manifiesta en la evaluación, percepción de las competencias y comportamientos de hombres y mujeres.
Las mujeres suelen enfrentarse a estereotipos que las consideran menos capaces para roles de liderazgo o tareas que tradicionalmente se han asociado con hombres.
Un informe del Instituto Europeo de la Igualdad de Género señala que las evaluaciones de desempeño pueden estar sesgadas por prejuicios de género, afectando negativamente las oportunidades de ascenso y reconocimiento profesional para las mujeres.
Además, la segregación ocupacional y el acoso sexual son formas de discriminación que persisten en el mercado laboral y que están vinculadas al doble estándar de género.
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Un estudio publicado en la Revista Española de Sociología indica que estas prácticas discriminatorias limitan el desarrollo profesional de las mujeres y perpetúan la desigualdad en el entorno de trabajo.
El doble estándar de género es una forma de sexismo profundamente arraigada que afecta negativamente a las mujeres en múltiples aspectos; reconocer y cuestionar estas desigualdades es esencial para alcanzar la equidad.