Escalada de violencia en la República Democrática del Congo deja a miles de niñas y niños sin hogar, escuela ni protección

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En medio de un conflicto armado que no da tregua desde hace más de tres décadas, la República Democrática del Congo (RDC) atraviesa una de sus peores crisis humanitarias.

La reciente oleada de violencia iniciada a fines de enero ha incrementado exponencialmente las agresiones contra la población civil, con un impacto devastador sobre niñas y niños.

Según datos de UNICEF, desde el inicio de la escalada, los casos de violencia sexual contra menores se han multiplicado por dos y medio, los secuestros por seis, los asesinatos y mutilaciones por siete, y los ataques a escuelas y hospitales por doce.

Esta situación ha generado un éxodo masivo en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, donde al menos 658.000 personas han huido, entre ellas más de 282.000 niñas y niños, muchos de los cuales han quedado separados de sus familias y en riesgo de reclutamiento forzado, abuso sexual y explotación.

La situación sanitaria también es alarmante. El hacinamiento, la falta de servicios básicos y el acceso limitado a agua potable han facilitado la propagación de enfermedades como el cólera, el sarampión y la mpox (viruela del mono). Además, 2.500 escuelas permanecen cerradas, destruidas o han sido transformadas en refugios, dejando a casi 800.000 menores sin acceso a educación.

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Ante esta emergencia, UNICEF y sus aliados trabajan para brindar asistencia urgente:

  • Distribución de alimentos terapéuticos a más de 5.200 niñas y niños con desnutrición aguda.
  • Reapertura de más de 1.100 escuelas en las zonas de Goma y Nyiragongo.
  • Apoyo psicosocial y salud mental para 5.000 menores afectados.
  • Identificación y reunificación familiar de más de 800 niñas y niños no acompañados.
  • Rescate de 63 menores reclutados por grupos armados.
  • Provisión de agua potable diaria a 700.000 personas en Goma, gracias a puntos de cloración, suministro de combustible y apoyo técnico.

En medio de la tragedia, el testimonio de Masika Mukize, madre desplazada con seis hijos, refleja el drama cotidiano de miles de familias. “No vivimos en buenas condiciones. Quisiera que nos ayudaran a poner fin a esta guerra, para poder volver a nuestra aldea”, relata desde un campamento en Goma.

La situación continúa siendo crítica. “El conflicto está desgarrando a las familias y socavando los progresos logrados. Hacemos un llamado urgente a todas las partes para que pongan fin inmediato a estas graves violaciones contra los niños”, señaló Jean François Basse, representante interino de UNICEF en el país.

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Mientras persiste la violencia, UNICEF renueva su compromiso de permanecer en el terreno, brindando ayuda humanitaria, restaurando servicios esenciales y buscando cada día nuevas formas de llegar a quienes más lo necesitan. “Queremos llegar a cada chica y chico que nos necesite. Y no nos rendiremos”.

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