Historia: Mujeres como peligro al régimen colonial
Las Casas de Recogidas surgen por la idea de control y evitar la insurrección en la Nueva España, también demostraban la subestimación a las mujeres.
Durante los primeros años de la insurrección, en la Nueva España, los realistas subestimaron las acciones de las mujeres, pensando que se debían a sus relaciones con rebeldes, por lo que eran juzgadas por faltas morales, poco a poco se comprendió que muchas mujeres realmente actuaban por convicción propia.
Sobre el registro de mujeres llevadas a Casas de Recogida, se estima que el 45% fueron acusadas por traición, esto por actos que realizaron, destacando el espionaje, propaganda, ayuda a la insurrección, apoyo público y resistencia armada.
Una vez que se tomó en serio la participación de las mujeres, las sentencias por ser parte de la insurrección fueron más severas: la seducción fue una de las más penadas, equiparada a llevar armas o mandar tropas, recibiendo sentencias de muerte o perpetua reclusión; en cambio, el apoyo podía adquirir una estadía en alguna Casas de Recogida.
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Aún en estos casos había excepciones: mujeres con posición social reconocida podían acceder a castigos menos severos, en ocasiones eran enjuiciadas, tomando testimonios de personas cercanas.
Otro motivo de excepción era el embarazo, si una seductora estaba embarazada no se le condenaba a muerte y se le podía otorgar un indulto.
¿En qué consistía la seducción?
En un inicio se pensaba que una seductora usaba “trucos” carnales para convencer ayudar al ejército insurgente, pero en realidad era una alternativa.
La persuasión y retórica se usaban principalmente, de tal manera que muchas seductoras no tuvieron que recurrir al sexo.
Estas tácticas preocupaban enormemente al ejército realista, entendían que las palabras de convicción podían propagarse mejor que un juego carnal.
La postura realista denotaba el riesgo que sentía en la mujer; la política española, donde el hombre poseía el poder, era puesta en duda, mostrando cuán errados estaban al subestimarlas.
