«No» o del silencio conciliador

Ellas DicenRevista Alas Mujeres

Cuando dejamos de ser susurro y nos convertimos en altavoz la incomodidad se presenta; no es apropósito, pero tanto ha sido el mutismo que un decibel por encima les parece grito.

Por ellas: Keila Itzel Rodríguez Peña

Algo de lo que toda mujer ha sido testigo es que parece que todo hombre siente que puede opinar libremente, mientras que a nosotras se nos pide justificar cada palabra, cada punto, cada coma, cada signo de exclamación.

Mientras callaba y escuchaba el monólogo del que la otra persona me había hecho presa no dejaba de retumbar en mi mente “los hombres me explican cosas”; me preguntaba por qué el no estar de acuerdo con su afirmación me convertía en un ser al que “atacar verbalmente”.

Quedaba claro que no importaba lo que dijese, la suerte estaba echada y lo único prudente era guardar silencio, un silencio que había dejado la oportunidad de ser sinónimo de acuerdo, era el silencio con el que sabes que se dará “la razón” con la esperanza de cambiar de tema o dar por terminado el encuentro; la opción de retirada no era posible así que me limité a decir “no” cuando me preguntaron si sabía del tema, un tema del que no se me dio oportunidad de hablar, porque mi función -que no se me había informado- era la de asentir y sonreír grácilmente.

CONTINÚA LEYENDO: Xiu o de mantenerse en el mundo

Dudo que la belleza me favorezca con el silencio, pero aquí el “no” fungió como termino del tema, que esperaba, anhelaba y suplicaba diera por terminada la pantomima de medición de pitos figurativos que el monologuista parecía tener, para mi infortunio no fue así, ya que ese “no” pareció ser recibido como alta ofensa a su progenitora, lo que sirvió para un cambio en la configuración del silencio, que ya no era mío, ahora era suyo.

Mi ofensa era no querer discutir un tema que hacía unos segundos disfrutaba al pensar no conocía; ese “no” fue más devastador que cualquier otro intento por tomar la palabra; el silencio entre ambos fue lo mejor, un silencio reconfortante.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *