Del voto de las mujeres a la primera presidenta de México
La historia de los derechos políticos de las mujeres en México es un relato de valentía, persistencia y transformación social, desde el voto hasta la primera presidenta.
Desde la conquista del derecho al voto en 1953 hasta la llegada de la primera presidenta en 2024, cada paso ha marcado un avance significativo en la lucha por la igualdad de género.
Fue el 1 de octubre de 2024, cuando Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo más alto del país, un hecho histórico que resuena con las voces y las luchas de generaciones de mujeres.
El voto femenino: la primera victoria
El 17 de octubre de 1953, tras años de lucha incansable de activistas y feministas como Hermila Galindo y Elvia Carrillo Puerto, las mujeres mexicanas finalmente obtuvieron el derecho al voto.
Este logro, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, fue un gran avance en la búsqueda de igualdad política.
Las mujeres, que hasta entonces habían sido excluidas de las decisiones políticas, pudieron por primera vez hacer oír su voz en las urnas y ser elegidas para cargos públicos.
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Ese momento marcó el inicio de una nueva era, en la que las mujeres comenzaron a tener una presencia cada vez más significativa en la vida política.
Aunque los primeros años tras la conquista del voto fueron de participación limitada, las semillas del cambio ya estaban sembradas.
Candidatas a la presidencia
Durante las décadas siguientes, las mujeres mexicanas comenzaron a abrirse paso en la política.
En 1955, apenas dos años después de obtener el derecho al voto, las mujeres participaron en su primera elección federal.
La primera mujer en aspirar a la presidencia fue Rosario Ibarra de Piedra, candidata en 1982 y 1988 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Su candidatura fue un símbolo de lucha social, pues Ibarra era una activista incansable en la defensa de los derechos humanos, especialmente por la desaparición forzada de su hijo durante la “guerra sucia”.
Aunque no ganó, su participación marcó un hito al abrir el camino para que las mujeres consideraran su derecho a competir por el liderazgo del país.
En 1994, Cecilia Soto fue candidata por el Partido del Trabajo (PT), y en 2006, Patricia Mercado compitió bajo el emblema de Alternativa Socialdemócrata.
Ambas ofrecieron una visión más inclusiva y progresista en temas de género y derechos humanos.
Mercado, en particular, se destacó por su enfoque en la igualdad de género, los derechos reproductivos y el respeto a las minorías.
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Aunque las candidaturas de estas mujeres no lograron la presidencia, sus campañas contribuyeron a visibilizar la necesidad de una mayor participación femenina en la política y sentaron las bases para que, años más tarde, una mujer pudiera ocupar el cargo más alto en la nación.
Cuota de género
Con el tiempo, empezaron a ocupar escaños en la Cámara de Diputados y a tener presencia en gobiernos locales, aunque la representación seguía siendo baja.
La década de 1990 trajo consigo una nueva etapa en la lucha por la equidad de género en la política, con la implementación de cuotas de género que obligaban a los partidos políticos a postular a un mínimo de mujeres en sus listas de candidaturas.
Este cambio fue clave para aumentar la representación femenina en los espacios de poder y fue un paso importante hacia la paridad.
Finalmente, en 2014, la reforma constitucional de paridad de género estableció que el 50% de las candidaturas para cargos públicos debían ser ocupadas por mujeres.
Este avance permitió que más mujeres accedieran a posiciones de toma de decisiones, allanando el camino hacia una participación política verdaderamente equitativa.
Claudia Sheinbaum: primera presidenta de México
El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México, un hecho histórico que simboliza la culminación de décadas de lucha por los derechos de las mujeres en el país.
Científica y política, Sheinbaum es mucho más que la primera mujer en llegar a la presidencia: representa un nuevo capítulo para México, en el que las mujeres no solo tienen derecho a votar y ser candidatas, sino también a liderar el país.
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En su emotivo discurso de toma de posesión, Sheinbaum reconoció no solo a las heroínas históricas de la patria, sino también a las mujeres invisibles que, desde el anonimato, han luchado por un México más justo e igualitario.
Sus palabras resonaron profundamente cuando declaró:
“Llegamos todas. Quiero reconocer no sólo a las heroínas de la patria, a las que seguiremos exaltando, sino también a todas las heroínas anónimas, a las invisibles, que con estas líneas hacemos visibles, a las que con nuestra llegada a la presidencia y estas palabras hago aparecer, las que lucharon por su sueño y lo lograron, las que lucharon y no lo lograron, llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, llegan las indígenas, las que salieron de sus pueblos para apoyarnos a todas las demás, a las bisabuelas que no aprendieron a leer y escribir ‘porque la escuela no era para niñas’, llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes, a las mujeres anónimas, llegan las heroínas anónimas que desde su hogar, las calles o lugares de trabajo lucharon para ver este momento, llegan nuestras madres, que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslo todo, nuestras hermanas, que desde su historia, lograron salir adelante y emanciparse, llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas hermosas y valientes, y llegan nuestras nietas, llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si naciéramos siendo mujeres u hombres: podemos realizar sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas: que nos pensaron libres y felices.”
Este discurso fue un poderoso recordatorio de que la llegada de una mujer a la presidencia no es un triunfo individual, sino un logro colectivo que pertenece a todas las mujeres que, a lo largo de la historia, han contribuido a abrir camino.
Derechos de las mujeres
La presidencia de Claudia Sheinbaum representa más que un hecho histórico; es la materialización de un sueño largamente acariciado por millones de mujeres en México.
Su liderazgo abre nuevas puertas para la participación femenina en la política y asegura que los temas de equidad de género, derechos de las mujeres y justicia social sean parte fundamental de la agenda nacional.
Este hito también tiene un poderoso efecto simbólico: inspira a nuevas generaciones de mujeres a creer que pueden alcanzar cualquier meta, independientemente de su género.
La presidencia de Sheinbaum es la confirmación de que el poder femenino no solo tiene cabida en el gobierno, sino que puede transformar profundamente el país.
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Del derecho al voto en 1953 a la primera presidenta en 2024, México ha recorrido un largo y significativo camino hacia la igualdad política de las mujeres.
Aunque quedan desafíos por enfrentar, la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia marca el inicio de una nueva etapa para el país, una en la que las mujeres están no solo participando en la política, sino liderándola.
El futuro promete ser más inclusivo por los derechos de las mujeres mexicanas, gracias a la valentía y perseverancia de todas aquellas que han contribuido, desde la historia o el anonimato, a hacer de este momento una realidad.
Por Keila Itzel Rodríguez Peña