La Catrina: ícono del Día de Muertos
La Catrina, ese elegante esqueleto que hoy se viste con trajes coloridos y sombreros extravagantes, es uno de los símbolos más representativos de las festividades de Día de Muertos en México.
Sin embargo, su origen remonta a las sátiras políticas y sociales de finales del siglo XIX y principios del XX, una época en la que la crítica social encontró su expresión en los grabados del famoso ilustrador José Guadalupe Posada.
Inicialmente conocida como “La Calavera Garbancera”, esta figura surgió como una crítica a aquellos mexicanos que, en el periodo del Porfiriato, renegaban de sus raíces indígenas y buscaban una apariencia europea.
“Garbancera” era un término popular que designaba a las personas que pretendían ser de una clase alta, aunque vendieran garbanzos y vivieran en condiciones humildes. La calavera, vestida de manera ostentosa pero sin ropa, simbolizaba la vanidad y la hipocresía.
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Fue en 1947, años después de la muerte de Posada, que el pintor Diego Rivera popularizó la figura en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.
Rivera bautizó a la calavera como “La Catrina” y le agregó el icónico sombrero que hoy la caracteriza, presentándola como la versión femenina de la figura de la muerte, que abraza la tradición popular mexicana.
Hoy en día, La Catrina representa la igualdad en la muerte y la celebración de la vida, siendo un recordatorio de que, sin importar el estatus social, todos somos iguales ante el destino final.
Con el tiempo, ha trascendido su significado original para convertirse en un símbolo festivo que une a México con sus raíces culturales, recordando con respeto y humor la conexión del país con el mundo de los muertos.