La importancia de hablar, escuchar y respetar a las infancias en las reuniones familiares

Familia y Bienestar

Con la llegada de las fiestas decembrinas, las reuniones familiares se convierten en una tradición esperada por muchos; estos momentos son ideales para fortalecer lazos, compartir alegrías y celebrar en comunidad.

Sin embargo, entre el bullicio y las conversaciones de los adultos, es común que las voces de las niñas y niños pasen desapercibidas o sean subestimadas.

Reconociendo a las infancias como sujetos de derechos

Las niñas y los niños no solo son el futuro, también son el presente; como sujetos de derechos, merecen ser escuchados y respetados en igualdad de condiciones que los adultos.

La Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU destaca el derecho de la infancia a expresar sus opiniones libremente y a que estas sean tomadas en cuenta.

En el contexto de una reunión familiar, esto implica permitir que hablen, así como prestar atención genuina a lo que tienen que decir.

El impacto de ser escuchados

Cuando las niñas y niños se sienten valorados, su autoestima crece, así como su sentido de pertenencia.

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Ignorar sus comentarios o restarles importancia puede enviar el mensaje de que sus ideas o sentimientos no son relevantes, lo que puede afectar su desarrollo emocional.

Por el contrario, un entorno en el que se fomente el respeto y la escucha activa fortalece su confianza y fomenta habilidades como la comunicación asertiva y la empática.

Prácticas para integrar a las infancias en las reuniones familiares

  • Crear espacios de diálogo: dedicar momentos específicos para preguntarles cómo han estado, qué les emociona o cuáles son sus intereses actuales.
  • Evitar comentarios despectivos: frases como “no entiendes porque eres pequeño” o “eso no es importante” descalifican sus experiencias. En lugar de esto, validar sus emociones y puntos de vista es fundamental.
  • Involucrarlos en actividades: desde decorar hasta preparar alimentos, incluir a las niñas y niños en las tradiciones les hace sentir parte del grupo.
  • Respetar sus límites: al igual que los adultos, las niñas y niños tienen derecho a decidir si quieren participar en ciertos juegos, conversaciones o demostraciones de afecto.
  • Modelar el respeto mutuo: las familias pueden aprovechar estas reuniones para demostrar cómo se respetan y valoran las opiniones de todos, sin importar la edad.

Respetar y escuchar a las infancias es un acto de amor, una manera de construir una sociedad más justa e inclusiva.

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Cambiar la narrativa en las reuniones familiares, donde cada miembro, sin importar su edad, se sienta valorado, es un paso hacia el reconocimiento pleno de los derechos de las niñas y niños.

En estas fiestas, hagamos de nuestras reuniones un espacio donde las infancias puedan brillar y ser escuchadas: al respetar sus voces, contribuimos a formar generaciones más seguras, empáticas y comprometidas con el bienestar.

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