Talibán intensifica restricciones: prohíben empleo femenino en ONG

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El gobierno talibán en Afganistán ha anunciado una nueva medida que prohíbe a las organizaciones no gubernamentales (ONG) emplear a mujeres, tanto a nivel nacional como extranjero.

Según una carta publicada por el Ministerio de Economía en la red social X el domingo, cualquier institución que incumpla esta orden perderá su licencia para operar en el país.

Esta disposición surge dos años después de que el Talibán restringiera inicialmente la participación laboral femenina en las ONG, justificándose en supuestas infracciones al uso adecuado del hiyab islámico.

Sin embargo, esta medida representa un nuevo golpe a los derechos de las mujeres afganas, quienes ya han sido marginadas de la mayoría de los espacios públicos, excluidas de la educación secundaria y superior, y apartadas de muchos sectores laborales.

Aumenta la presión sobre las ONG y las trabajadoras humanitarias

La reciente prohibición ocurre en un contexto donde las trabajadoras humanitarias enfrentan crecientes obstáculos.

Durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU este mes, se denunció que el personal femenino en Afganistán enfrenta detenciones arbitrarias y restricciones impuestas por la policía de la moral del Talibán.

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Aunque el gobierno talibán niega interferencias en las actividades de las agencias de ayuda, las organizaciones reportan cada vez más dificultades para operar en un entorno cada vez más hostil.

Además de las restricciones laborales, el líder talibán, Hibatullah Akhundzada, emitió un decreto que regula la construcción y diseño de viviendas.

Según la nueva normativa, los edificios no pueden tener ventanas que den hacia espacios donde mujeres puedan estar presentes, como patios o cocinas.

En los casos donde esto ocurra, se exige que los responsables de la propiedad instalen barreras para bloquear la vista.

Estas medidas subrayan la creciente radicalización de las políticas del Talibán, que limitan la libertad de movimiento y visibilidad de las mujeres en la sociedad afgana, agravando su ya precaria situación bajo el régimen.

La comunidad internacional ha condenado estas restricciones, calificándolas como una violación flagrante de los derechos humanos.

Sin embargo, la presión externa hasta ahora no ha logrado revertir las políticas del Talibán, que parecen cada vez más decididas a consolidar un sistema de segregación de género extremo.

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