La carga invisible de las mujeres: la necesidad constante de justificarse

Ellas Dicen

Con todas la luchas por la equidad e igualdad de género, aún hay algunas a las que la cotidianidad nos hace enfrentarnos: la necesidad de justificar constantemente sus elecciones, metas y acciones, una lucha silenciosa que perpetúa la disparidad entre hombres y mujeres.

Desde explicar por qué decidimos priorizar la carrera hasta defender la elección de no tener hijos o cuestionar roles tradicionales, esta exigencia social se convierte en una barrera más.

La raíz del problema: desconfianza y control

A lo largo de la historia, las mujeres han sido vistas como incapaces de tomar decisiones independientes, tanto en el ámbito público como en el privado.

Esta percepción, profundamente arraigada en el patriarcado, se traduce en una constante necesidad de supervisión y cuestionamiento de sus actos, como si requirieran un aval externo para validar las elecciones.

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En un estudio de 2023 publicado por el Instituto de Género Global, se encontró que el 73% de las mujeres encuestadas sentían que debían justificar sus decisiones profesionales más que sus colegas hombres.

Además, el 68% afirmó haber recibido comentarios negativos por elegir metas personales no tradicionales, como rechazar el matrimonio o la maternidad.

El impacto en la autoestima y las oportunidades

Esta presión por justificar cada paso afecta directamente la autoestima de las mujeres y las limita al crear un entorno donde sus capacidades son constantemente puestas en duda.

En el ámbito laboral, por ejemplo, las mujeres suelen sentir que deben trabajar el doble para demostrar su valía, enfrentando además cuestionamientos sobre su liderazgo o prioridades personales.

El problema no termina en la esfera profesional.

En la vida cotidiana, decisiones como viajar solas, usar determinada vestimenta o incluso expresar opiniones contundentes pueden generar rechazo social.

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Esta constante vigilancia fomenta una cultura en la que las mujeres se autocensuran o abandonan sus metas para evitar críticas.

Cambiar la narrativa: hacia la autonomía plena

La solución a esta disparidad radica en cambiar las narrativas culturales que refuerzan la creencia de que las mujeres necesitan ser supervisadas o justificarse.

Esto incluye educar desde edades tempranas para promover la autonomía femenina, eliminar estereotipos de género y garantizar que las instituciones no perpetúen estas prácticas.

Además, es esencial fomentar la sororidad y el apoyo entre mujeres, creando espacios donde se validen y celebren sus decisiones sin la necesidad de explicarlas.

La lucha por la igualdad incluye dejar de cuestionar la capacidad de las mujeres para decidir y reconocemos su derecho a liderar, vivir y soñar sin excusas.

Por Keila Itzel Rodríguez Peña

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