8M: su transformación en una lucha global
Cada 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que ha evolucionado de ser una jornada de reconocimiento a convertirse en un grito de lucha por la igualdad de género, la erradicación de la violencia y el respeto a los derechos de las mujeres.
Lucha obrera
El 8 de marzo tiene sus raíces en las protestas de trabajadoras textiles a finales del siglo XIX y principios del XX.
En 1908, más de 15 mil mujeres marcharon en Nueva York exigiendo mejores condiciones laborales, derecho al voto y equidad salarial.
Dos años después, en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, se propuso establecer un día internacional para reconocer sus demandas.
En 1917, en plena Revolución Rusa, una huelga de mujeres en Petrogrado fue clave para la caída del zarismo, lo que llevó a que el 8 de marzo fuera reconocido como un día de reivindicación femenina.
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Décadas después, en 1975, la ONU oficializó la fecha, consolidando su importancia a nivel mundial.
Exigencia de derechos
Lo que comenzó como una jornada de reconocimiento a las mujeres trabajadoras ha evolucionado en un movimiento global que denuncia las desigualdades estructurales.
En América Latina, donde los feminicidios, la brecha salarial y la violencia de género siguen siendo problemáticas graves, el 8M se ha convertido en un día de protesta masiva.
Las marchas han tomado fuerza en países como México, Argentina y España, donde colectivos feministas exigen justicia por las víctimas de violencia, acceso a derechos reproductivos y el fin de la impunidad.
La consigna “Ni una menos” ha resonado en toda la región, visibilizando la urgencia de frenar la violencia contra las mujeres.
El impacto del movimiento feminista actual
Las nuevas generaciones han potenciado el 8M a través de redes sociales, logrando que las denuncias lleguen a más personas y presionen a gobiernos y empresas para tomar medidas concretas.
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Las manifestaciones han derivado en avances legislativos, como la tipificación del feminicidio, la legalización del aborto en algunos países y la implementación de protocolos contra el acoso laboral.
Sin embargo, los desafíos persisten. La brecha de género en el ámbito laboral y político, la falta de acceso a la educación en comunidades marginadas y la violencia sistemática siguen siendo obstáculos que evidencian la necesidad de seguir luchando.
Este 8 de marzo, las calles volverán a llenarse de voces que exigen igualdad y justicia, recordando que la lucha no ha terminado y que el Día Internacional de la Mujer es un movimiento que sigue transformando la historia.