No normalices el grooming: un peligro real para niñas, niños y adolescentes
El grooming es una forma de violencia digital en la que un adulto se hace pasar por alguien de confianza para manipular, engañar y, en muchos casos, abusar de menores de edad.
A través de redes sociales, videojuegos en línea o aplicaciones de mensajería, los agresores fingen interés, establecen vínculos emocionales y buscan aprovecharse de la vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes.
No es coqueteo, no es su culpa
Uno de los mayores mitos en torno al grooming es la idea de que los menores “ya saben lo que hacen” o que “también son responsables”. Esto es falso.
La realidad es que los niños, niñas y adolescentes no tienen la madurez emocional ni psicológica para enfrentar la manipulación de un adulto.
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Un menor nunca es culpable del acoso que recibe. La responsabilidad siempre es del agresor.
¿Cómo afecta a las víctimas?
Las consecuencias del grooming pueden ser devastadoras:
- Ansiedad, miedo y depresión.
- Baja autoestima y aislamiento social.
- Extorsión y chantaje emocional.
- Riesgo de abuso físico y explotación sexual.
- Sensación de culpa y vergüenza, lo que puede dificultar que pidan ayuda.
¿Cómo prevenirlo?
- Habla con tus hijas e hijos sobre el peligro de compartir información con desconocidos en internet.
- Supervisa el uso de redes sociales y videojuegos, sin invadir su privacidad, pero fomentando la confianza.
- Enséñales a no aceptar solicitudes de extraños ni compartir fotos personales.
- Si detectas que alguien los está acosando, denuncia ante las autoridades.
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El grooming es un delito y no debe ser normalizado ni minimizado.
Proteger a la niñez y adolescencia es responsabilidad de toda la sociedad.