Afganistán: tres años sin escuela para millones de niñas

Ellas Dicen

En Afganistán para cerca de 400.000 niñas la educación secundaria sigue siendo un sueño inalcanzable.

Con esta cifra, el número total de niñas fuera de las aulas asciende a 2,2 millones desde la prohibición impuesta hace tres años.

De mantenerse esta restricción hasta 2030, más de cuatro millones de niñas no habrán podido continuar su formación tras la educación primaria.

“Llevamos más de tres años asistiendo a la violación de los derechos de las niñas afganas”, denuncia Catherine Russell, directora de UNICEF. “Las consecuencias de esta prohibición serán devastadoras durante generaciones”.

El impacto de la prohibición: matrimonios forzados y crisis en la salud pública

La falta de acceso a la educación no solo cierra oportunidades para estas niñas, sino que también afecta a todo el país.

Privadas de la posibilidad de estudiar, muchas menores quedan expuestas a matrimonios forzados a edades tempranas, lo que limita su desarrollo y pone en riesgo su salud física y mental.

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Además, la prohibición está generando una crisis en el sector sanitario. Sin acceso a formación, habrá menos doctoras y matronas, lo que reducirá la atención médica para mujeres y niñas.

UNICEF estima que esta situación provocará al menos 1.600 muertes maternas y 3.500 muertes infantiles adicionales.

Aulas improvisadas y resistencia educativa

A pesar de las restricciones, UNICEF y otras organizaciones continúan trabajando para ofrecer educación a las niñas afganas. A través de programas comunitarios, han logrado que 445.000 niños y niñas accedan a clases, el 64% de ellos, niñas.

En un país donde las escuelas han cerrado sus puertas para millones de alumnas, iniciativas como los Centros de Aprendizaje Acelerado representan un respiro de esperanza.

Maryam, una de las niñas afectadas por la prohibición, encontró en una de estas aulas improvisadas la posibilidad de seguir aprendiendo.

“Cuando empiezan las clases, dejo lo que esté haciendo y voy”, cuenta Maryam, quien recorre dos horas en coche para llegar a su escuela, un centro educativo improvisado bajo una tienda de campaña. Allí, junto a 34 compañeras, escucha atenta a su maestra y sueña con convertirse en médica.

UNICEF opera actualmente en 3.500 centros de aprendizaje en Afganistán, brindando educación a 107.000 niños y niñas, de los cuales el 79% son niñas.

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También financia salarios y formación para el profesorado, y distribuye material escolar para garantizar que los estudiantes puedan continuar con su educación.

“La educación es un derecho fundamental”

Las organizaciones humanitarias continúan exigiendo a las autoridades afganas que reabran las escuelas para todas las niñas.

“La educación no es solo un derecho fundamental, sino el camino hacia una sociedad más saludable, estable y próspera”, enfatiza Catherine Russell.

Mientras la prohibición siga vigente, el futuro de millones de niñas afganas seguirá en juego.

La educación no sólo transforma vidas individuales, sino que es clave para el desarrollo y la estabilidad de toda una nación.

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